la quinta de catalina

la quinta de catalina, es un grupo de Saharauis, que cursaron estudios en el colegio"Raul Podio" catalina. cuba. integrante: alisalem, abbas, abdal-la, abderrahman,uaid-nad, idumo, perico, beiba, lefa, lefquir, hasanito, mulay, hmeimidi, abdalahe, uld azeiza, hamdi, ahmed, alibuya, yuli, mahmud, mohamed, dida, taleb, daha, raton, changuili, uld saaid, aanna, ibnu chahid, ray, moh.nafe,sadafa, mehdi, piloto, paquito,bakar,omar y mah

Thursday, November 09, 2006

RAUL PODIO

La Escuela Raúl Podio, esta ubicada en la localidad de Catalina de Guines, en medio de un paraje natural, de la zona rural de la Habana, en el que abundan las plantaciones de la caña de azucar y los cítricos.
Hasta ese paraiso natural, llegamos a finales del año 1978, 38 niños Saharauis, de entre 10 y 14 años de edad, con tremendas ganas de cultivarnos y conocer otro mundo. Gracias, al caracter abierto de los cubanos y a nuestro apetito por aprender; la integración y la adaptación fue cuestión de días, eso si tuvimos que renunciar a algunas de nuestras costumbres, pero era necesario, y quizas ese paso fue clave para la rápida adaptación y aclimatación nuestra hacia la cultura cubana y la comprensión de los cubanos hacia nuestra idiosincrasia.
Los primeros meses, fueron de contacto con nuestra nueva y diferente realidad, lo probábamos todo, e intentabamos aprenderlo todo, en un meses ya haciamos partidos de BEISBOL, el deporte nacional de cuba.
Los fines de semana, los matabamos en contacto con la naturaleza y con los habitantes del pueblo, casi todos teniamos familias en el pueblo.
La compenetración, entre el grupo era total, quizas la lejanía de casa y la separación de la familia, hizo que nos convirtieramos en una familia y eso facilito la convivencia y la buena relación entre los componentes del grupo.

1 Comments:

  • At 3:22 AM, Blogger Ines Bobadilla said…

    Tenía yo 15 años, cuando en un plan de adelanto de formación de maestros primarios, empezaba la práctica docente de mi penúltimo curso para graduarme. Fueron seis meses ubicada en Catalina de Güines de la provincia La Habana, en una escuela primaria que mi memoria me ha fallado para recordar su nombre.
    En esos meses coincidí con la avalancha de unos 100 niños saharauis que fueron ubicados allí, a los que estuve estrechamente vinculada por ser estudiantes de la misma escuela y albergarme en el mismo sitio que ellos para no tener que hacer los viajes a diario hasta la capital.
    Un fin de semana llevé a mi casa a uno de esos niños, siendo una niña también, para que conociera la ciudad de la Habana, y para que sintiera el calor familiar. Se me había apegado mucho, quizás por un filin de personalidad o por los sentimientos que tenía al haber sido separado de su familia. Puedo recordar perfectamente su imagen, si viera hoy una serie de fotos podría sacarlo entre varios, pero no hay manera que recuerde su nombre, y siempre me ando lamentando por ello.
    Recuerdo también que eran niños con una mirada muy profunda, como desconfiados y muy tristes, hasta que le demostrabas tu amistad, tu cariño y tu lealtad desinteresada no se daban a tratarte. A mí me veían supongo, como la maestra, y a pesar de mi edad de adolescente, en tan corto tiempo logré llevarme a uno de ellos conmigo.
    Han pasado 38 años, y en varias ocasiones me han venido a la mente esos niños, en especial aquel de quien les he hablado, y siempre preguntándome, ¿dónde estarán aquellos niños?

     

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